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Meditación Profunda Aymaluz

 

Meditación  Profunda Aymaluz

Un Camino hacia la Salud, la Paz Interior y el Despertar Espiritual

Todos los seres necesitamos meditar para establecer un equilibrio entre el descanso y la actividad, la meditación hace parte de nuestra naturaleza y puede ser tan fácil y agradable como respirar.   

 

En los estados de vigilia ordinarios hay un predominio de los procesos racionales, con tendencia a la inquietud, la divagación y el esfuerzo, en los que se genera tensión por una necesidad permanente de entender y controlar. En los estados de meditación la actividad racional se disminuye gradualmente incluso hasta entrar en un estado de suspensión mental acompañada de una máxima disminución de la actividad física (Samadhi).

 

La meditación permite que el ser conecte su energía interna y sutil, con fuerzas superiores entrando en lo que se denomina: Éxtasis místico. El acto de meditar se caracteriza por una atención profunda, que atestigua, sin forzar ni violentar la mente, esto genera efectos de sanación porque el campo energético se vuelve coherente, armónico y sincronizado.

 

La meditación busca que el ser trascienda los procesos racionales y lineales, para que, a través de la mente, nos conectemos con niveles profundos y trascendentales, pasando de los estados de movimiento y ruido permanente de los procesos racionales, al estado silencioso y profundo del Ser Interno,  esto es trascender.   Al trascender la razón, el ser se conecta con el ahora, con el eterno presente que es el tiempo creador. Esto tiene relación con la capacidad de hacer milagros y el desarrollo de facultades que aún la razón no puede comprender: dones superiores, realización de sueños y sanación de enfermedades. La meditación genera conciencia de los propios cuerpos energéticos y libera de grandes temores, especialmente del temor a la muerte. En general todos las formas de introspección que generen un estado de quietud mental y físico, activan los procesos curativos y de regeneración celular.

 

La meditación es un acto tan importante como la oración, y a la vez complementario. Con la Oración se tiene conciencia de los deseos y con la meditación, éstos, se cultivan en un terreno fértil, para que las semillas de esos deseos se transformen en estados de conciencia y en realidades físicas.

 

Hay diferentes sistemas y escuelas de meditación, algunas de las cuales utilizan Mantras, un Mantra es un sonido, una vibración que lleva a la mente a un estado sutil. Es como un Portal, un vehículo que facilita el proceso de trascendencia.  Los mantras para meditar no necesitan significado y en realidad es mayor su efecto cuando la razón no tiene con que asociarlos.  El Om es un mantra que se asocia a la respiración del universo, es un sonido integrador que ayuda a conciliar con aspectos que el ser ha rechazado.

 

Hay otras formas de meditación, que incluso se pueden realizar con los ojos abiertos, en éstas, se mira un objeto afuera hasta que se trascienda la visión física y se pueda ver más allá, la esencia misma del objeto.   Podemos meditar observando una flor, un árbol, un amanecer, mientras comemos etc…Cuando se medita con los ojos cerrados, se usa la Visión Interna para encontrar respuestas, o para entender aspectos del propio ser.

 

Los procesos meditativos pueden remover muchas energías contenidas y esto manifestarse como dolores, inquietud o agitación emocional, todo ello como parte de un mecanismo de liberación y sanación.

 

Tanto la meditación como la oración permiten abrir portales para una conexión directa y conciente con Ángeles, Guías y Maestros.

 

Al Orar y Meditar, estamos creando una frecuencia especial en nuestro campo energético, que tiene resonancia planetaria y universal, transformando nuestras vidas individuales e impulsando el proceso de evolución de todos los seres.

 

Ramón Elías Acosta

Profesor de Meditación Aymaluz.

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