El Concepto de Dios
En el proceso educativo y formativo de todos de nosotros, se nos han implantado semillas que han tenido un impacto determinante en la forma de ver el mundo y la vida y en la forma de relacionarnos. Nuestros padres, profesores, amigos, guías religiosos y en general todo el ambiente cultural que nos circunda, han contribuido a crear una estructura siquica particular, a la cual seguimos respondiendo automáticamente, de la cual nos alimentamos y que produce como resultado la experiencia que llamamos “ la vida”, “el destino” y “ la suerte”.
Ante la necesidad de expresarnos y comunicarnos, construimos un lenguaje, creamos palabras para tratar de explicar lo que vemos, lo que sentimos y lo que creemos. Intentamos aprehender el mundo y sus misterios con palabras, y una de ellas, de la más altísima significación y trascendencia, es la palabra Dios.
“Dios” aparece constantemente en nuestro lenguaje: Dios quiera que sea así!. Gracias a Dios!. Es la voluntad de Dios! Dejo todo en manos de Dios!.
Por amor a Dios!, En el nombre de Dios!, etc,. Mientras la ciencia busca comprender y explicar los fenómenos a través de procesos meramente racionales, la fe mueve a multitudes de seres, no solo en un ámbito que podríamos denominar espiritual, sino también en todos los aspectos de la existencia humana.
Las masas se mueven más por sus emociones y creencias que por sus conocimientos. El que cree algo o en alguien, hace de su creencia una “verdad”que le guía, le mueve y conmueve, por la cual lucha y a la cual se aferra. Es inapropiado decir que hay creencias falsas, porque para el creyente, es su “verdad”; pero sí podemos afirmar que hay creencias que esclavizan a los seres, que generan limitación, conflicto y miseria, que generan procesos de destrucción a nivel individual y social y que aunque el ser que las alimente considere que son nobles y sagradas, en sus efectos no manifiestan esos valores.