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Sexualidad Sagrada



Estamos experimentando una época en la que todo lo que había sido vedado, escondido y restringido comienza a salir a la luz, para ser integrado. La gran mayoría de los dolores y procesos de aprendizaje dolorosos están asociados a las heridas y bloqueos en el manejo de nuestra energía sexual.

El centro sexual, su componente energético y físico, cumple una función fundamental en el proceso de todo ser, al tratarse de un centro de alimentación energética, que vivifica al ser, y le permite usar su fuerza para ascender. La energía sexual, así como el deseo sexual, nos permite crear y unirnos a otros seres.

Nuestra zona sexual es también un centro de expresión de la divinidad. No al azar está ubicado en una zona denominada SACRA, porque en la antigüedad los atributos de este centro eran conocidos.

La activación de este centro en cierta fase cronológica cumple una misión trascendental, exactamente en la adolescencia comenzamos a manejar grandes cantidades de energía a este nivel. En esta etapa el ser comienza a sentirse atraído por otro ser, es un momento para orientar, asistir, pero no para REPRIMIR.

Todas las manifestaciones de represión sexual dejan unas huellas muy fuertes en el ser, improntas de AUTORECHAZO que tarde o temprano se manifestarán. Entonces debemos entender que es una fuerza natural que es necesario aprender a canalizar. En este aspecto, los seres humanos aprendemos por ensayo – error. A medida a que el ser comienza a manejar estas fuerzas generativas y creativas, el ser comienza un nuevo ciclo vital nuevo de empoderamiento y crecimiento emocional, mental y espiritual.

La energía sexual no es sólo la base de la procreación, es la base de la CREACIÓN a todo nivel. Cuando el encuentro sexual se da con un ser amado, visto más allá del placer físico que genera, cuando es visto como un encuentro de almas, es el mayor ritual de poder y de magia. Esta energía puede ser usada para crear sueños, deseos, anhelos, salud y progreso mutuo e individual.

La UNIÓN SEXUAL entonces debe ser ENTENDIDA COMO UN ACTO SAGRADO, un encuentro en el que el ser se abre plenamente a otro ser.

Por ello el ser joven debe aprender a respetar su cuerpo, porque la unión sexual no es sólo la unión física de un ser a otro. Cuando nos unimos sexualmente a otro ser, estamos uniendo todos nuestros centros de energía. En un sentido profundo, hacemos de dos seres, un ser, en el momento máximo de placer, de éxtasis, en lo que se denomina NIRVANA “placer sublime”, el ser se funde por completo con el otro. Y se establece una unión muy fuerte, por eso las uniones sexuales pueden establecer tantas cadenas energéticas. Romper esas cadenas implica un acto de profunda voluntad y consciencia.

El cuidado de la sexualidad no se genera desde el dogma ni la religión. Y pretendemos aprender de la sexualidad violentando e imponiendo y ya hemos aprendido que lo que más nos niegan en lo más atractivo. Se ha impuesto, ocultado, restringido, se nos ha invitado a actuar para complacer a otro ser. Y ninguna divinidad, ningún ser de luz, ni la Suprema Esencia que todo lo gobierna está deseosa de que le complazcamos en ese aspecto. Todo deseo de la luz es que aprendamos, y debemos aprender por nuestro propio ser, no actuar por miedo o castigo.

Entonces al asociar el aspecto religioso y sexual trae mucha confusión, debemos entender que la religión es una forma de vivir la espiritualidad, pero no es la única. En un sentido profundo la sexualidad y la espiritualidad cumplen la misma función, la búsqueda de unirnos a otro ser, de ser uno, hace parte del anhelo de unidad.

No es negando el placer como debemos encontrar nuestra realización. Cuando nos unimos a otro ser amado, el placer hace parte inherente de esa función. Como cuando estamos en un estado profundo de meditación y experimentamos el placer de unirnos a esa totalidad. El placer no es el fin en sí mismo, pero forma parte esencial de ese proceso de elevación. La represión sólo crea cadenas, es la moderación, el equilibrio, ese punto medio en ese sendero lo que trae un impulso evolutivo.

Por ejemplo, los seres que buscan complementarse con seres del mismo sexo, en realidad desde un plano espiritual han elegido esta situación para integrar y sanar su energía sexual. El universo no comete errores, lo raro está en nuestra visión. Es una experiencia ardua para estos seres por los señalamientos que hace la cultura y por lo que en sí mismos están sanando con su auto-aceptación.

El orgasmo es un baño energético que moviliza trabas y obstáculos en nuestros procesos vitales. Cuando está fallando nuestro centro sexual todo nuestro sistema está comprometido.

En el proceso de evolución espiritual conocido como “Ascensión” o “Iluminación”, es fundamental el desarrollo del Chakra Sexual, que es una fuente de alimentación energética a nivel físico y espiritual, que vivifica, que permite generar y crear, no solo hijos biológicos, sino también deseos y sueños.

La parte del cuerpo donde se encuentran ubicados los órganos genitales y el chakra sexual se llama “Región Sacra”, porque en un pasado remoto, se reconocía el sentido sagrado de la sexualidad.

Los seres humanos pueden vivir una sexualidad plena que traiga a sus vidas salud y felicidad, integrando el amor y el placer.- No hay un amor pleno en pareja sin sexualidad. No hay una sexualidad plena sin amor.

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